Autor: Valentina Martín Millán
Arquitecta graduada de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Apasionada por la arquitectura, el interiorismo, la ilustración y la naturaleza. Buscando construir un mundo más sensible para todos.
NOMBRE OBRA: Tropicario Jardín Botánico de Bogotá.
ARQUITECTOS: DARP – De Arquitectura y Paisaje.
FOTOGRAFÍA: Archdaily, entre otros.
UBICACIÓN: Bogotá, Colombia.
AÑO: 2020
M2: 3787 m2
Ubicado en el corazón del Jardín Botánico de Bogotá, podemos encontrar un espacio de conservación y estudio ambiental conocido como el Tropicario Jardín Botánico de Bogotá de DARP Arquitectura. Este fue el resultado de un concurso ganado por el estudio de arquitectura y paisaje DARP, dirigido por los arquitectos Jaime Eduardo Cabal y Jorge Buitrago. Este proyecto ha sido ampliamente galardonado e incluso recibió el premio mundial de hábitat social y desarrollo en la Bienal Panamericana de Arquitectura, Quito 2020.
La idea base del proyecto inicia con un recorrido histórico acerca del estado ambiental de la Sabana de Bogotá. Un altiplano que hace parte de la cordillera oriental de los Andes. Este territorio, el cual está delimitado por los cerros orientales y el rio Bogotá, solía ser un gran lago. Sin embargo, debido al desarrollo urbano, la mayoría de estos cuerpos de agua se extinguieron, dejando únicamente el 1.45% del área original. Este deterioro se ha generado en gran parte debido a la falta de conciencia ambiental de los ciudadanos en torno al ecosistema de los humedales.
Aun si el Tropicario pretende revivir las épocas en donde el humedal de la sabana era su principal nodo de biodiversidad, también busca recrear y dar a conocer los diferentes ecosistemas que actualmente se encuentran en peligro de extinción dentro del territorio colombiano. Es mundialmente conocida la gran riqueza ambiental que posee el país. Sin embargo, este índice es algo que contrasta con los elevados niveles de deforestación y explotación de materia prima.
Por lo cual, Colombia se encuentra en la lista roja de los 8 países responsables del deterioro del planeta. Es por esto, que el Tropicario se concibe como una expedición botánica por diferentes zonas del país que se encuentran en amenaza.
El proyecto se emplaza sobre una antigua estructura que se encontraba en un alto estado de deterioro. Cabe resaltar que este espacio se encontraba rodeado por palmas de cera, es por esto que fue determinante la conservación de esta especie que en realidad es declarada árbol nacional. Estas palmas viven un poco más de 100 años, alcanzando una altura aproximada de 70 metros. En esta zona existen más de 70 palmas de cera en estado adulto, por lo cual era importante intervenir la zona de una forma que no las afectara.
Otro determinante fue la integración de la estructura del Jardín Botánico y su vocación educativa. Debido a esto, era imposible concebir este espacio como un volumen aislado y cerrado por muros. Se buscaba que este espacio sirviera para crear conciencia ambiental en torno a los valores y las amenazas que enfrentan constantemente estas zonas de conservación. Además, se pretendía que este espacio a su vez se relacionara con el paisaje de la Sabana de Bogotá. Con esto en mente, se concibió el Tropicario como un sistema de partes que relacionadas conforman un todo.
La idea consistió en crear espacios flotantes dentro de un humedal, siendo este el ecosistema propio de la Sabana. Para esto fue importante tomar como referencia la arquitectura anfibia desarrollada por la ingeniería prehispánica. El proyecta consta de seis espacios: Bosque Húmedo, Bosque Seco, Colecciones Especiales, Plantas Útiles, Superáramos y Biodiversario. Cada espacio cuenta con características únicas que permiten que las diferentes especies puedan subsistir dentro. A su vez, estos espacios funcionan como islas flotantes dentro de un Humedal Artificial.
En cuanto al diseño y la construcción, fue importante que esta no generara un gran impacto ambiental. Es por esto, que se usaron sistemas de control de temperaturas pasivas que no requirieran sistemas de ventilación mecánicas. Se empleo vidrios con diferentes espesores y filtros automatizados para controlar la temperatura. Además, cada módulo se planteó como un receptor del agua. Es por esto que tienen un óculo en su parte alta, el cual capta el agua lluvia y la conduce a los lagos ubicados dentro de cada espacio para luego pasar al humedal artificial. Este último funciona como un reservorio de agua que se usa para el sistema de riego de la vegetación. Por último, cuenta con un sistema de “esclusas” (espacios de transición), que permiten que el usuario pase de un espacio a otro sin alterar las condiciones ambientales de cada uno.
Cabe resaltar que aún si se diseñan y construyen estos proyectos de tipo ambiental, es mucho más importante conservar todos los ecosistemas en su estado natural. Sin embargo, es una apuesta acertada la creación de este espacio en un entorno urbano, ya que brinda la oportunidad de aprender e investigar acerca de estos diferentes ecosistemas que existen en el país y que actualmente se encuentran en deterioro. Crear conciencia ambiental es una de las tareas del momento, ya que la arquitectura hecha por la naturaleza es algo que no podemos perder.