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Travesía Histórica: Explorando las Civilizaciones Acuáticas de Tenochtitlán y los Zenúes

Actualizado: 9 feb

Una mente inquieta acerca de la ciudad.

Imágenes: Thomas Kole & Andres Semo


La historia de las comunidades prehispánicas en América es un tesoro de conocimiento que se extiende más allá de la arqueología y la antropología. Estas civilizaciones reflejan la complejidad cultural y la sofisticación técnica con la que se asentaron sobre el territorio. Entre las muchas lecciones que nos legaron, destaca su profundo entendimiento de la relación entre las civilizaciones y el agua.


Este artículo navegará entre la riqueza de conocimientos que estas antiguas civilizaciones ofrecen sobre la vital conexión entre sus asentamientos y los recursos hídricos, el cómo lograron crear sistemas acuáticos tan elaborados, y qué lecciones nos ofrecen para entender la interacción entre las ciudades y el agua en la actualidad.



Ubicación y Características Principales


Tenochtitlán, capital del imperio azteca, se asentó en el centro del lago Texcoco entre los siglos XIII al XV, donde actualmente se encuentra la Ciudad de México. Rodeada por cuerpos de agua, esta metrópolis utilizó un intrincado sistema de canales y chinampas en un sistema urbano originado inicialmente con una disposición ceremonial en el centro y áreas residenciales y agrícolas circundantes. El uso de patios, plazas y sistemas de calles era común, y algunas estaban vinculadas por rutas comerciales y redes de comunicación que añadían una dimensión única a la vida urbana inmersa en un entorno acuático.



Lecciones sobre la Relación con el Agua:


La ubicación y diseño de Tenochtitlán revelan una adaptación ingeniosa al entorno acuático. La elección de establecerse sobre un lago, específicamente en el lago Texcoco, se atribuye a la mitología azteca, en la que la leyenda sobre un águila devorando a una serpiente en un nopal indicaba el lugar donde debían establecer su ciudad. Pero esto no fue únicamente un simbolismo místico, fue una decisión estratégica y práctica para los Mexicas, pues este emplazamiento les dotaba de una ubicación privilegiada como defensa natural contra posibles invasiones, acceso a recursos acuáticos como pescado, aves acuáticas y oportunidades agrícolas; pues el sistema de canales y chinampas no sólo resolvía desafíos geográficos sino que también proporcionaba soluciones prácticas para la producción de alimentos.


Además, contaban con avanzados sistemas de control del agua mediante la construcción de canales,  diques y acueductos, que gestionaban el flujo de agua en el lago y permitían un abastecimiento de agua eficiente para la población. Estos canales entreverados con chinampas facilitaban el comercio y la movilidad mediante canoas para el transporte dentro de la ciudad y para comerciar con otras comunidades en el lago y áreas circundantes. 


Las chinampas eran parcelas de cultivo creadas como solución en un entorno con limitaciones de tierra firme que poco a poco fueron contribuyendo a la expansión de Tenochtitlán sobre el lago, transformando el entorno acuático. Estas chinampas consistían en una base de juncos y cañas que se colocaban en el lecho del lago. Luego, amontonaban lodo, tierra y vegetación encima, creando capas sucesivas que conformaban una estructura sólida que emergía sobre el agua la cual reforzaban en sus orillas con cañas entrelazadas y raíces para evitar la erosión. 


 

La Relación entre Mexicas y Zenúes: Más Allá de las Fronteras Geográficas

En otro lado del continente, los Zenúes en Colombia fueron otro ejemplo fascinante de civilizaciones prehispánicas por su implantación e integración del agua en su civilización haciendo  evidentes ciertas similitudes entre el sistema de canales y chinampas de los Mexicas como un desarrollo de soluciones similares a desafíos comunes. Sin embargo se diferencian en varios aspectos.


La civilización Zenú en Colombia se estableció en la región de la actual depresión momposina y los departamentos de Córdoba, Sucre y Antioquia, entre los siglos I y IX d.C. Aunque sus contribuciones han sido menos documentadas en comparación con algunas civilizaciones mesoamericanas, su legado presenta logros notables en diversos ámbitos entre los que destaca su relación con el agua manifestada en la habilidad de construir complejas estructuras de canales y camellones a través de una modelación del suelo que aprovechaba los ríos circundantes para la irrigación, el transporte y la pesca. 



Desarrollaron sistemas de drenaje mediante canales y camellones para gestionar el agua de la región, permitiendo la práctica de una agricultura sostenible y la adaptación de sus modos de vida a las fluctuaciones del medio acuático. Estos canales similares a una especie de rastrillado del territorio aseguraban el drenaje del agua en las temporadas de lluvia y a su vez el almacenamiento en las temporadas secas


 

Soluciones Comunes y diferencias:


Aunque geográficamente distantes, los sistemas acuáticos de Mexicas y Zenúes comparten similitudes en su adaptación al contexto para coexistir con entornos acuáticos. Ambas civilizaciones reconocieron la importancia de integrar el agua en la planificación de sus asentamientos. Sin embargo, mexicas y zenúes revelan contrastes que dieron forma a estas dos civilizaciones prehispánicas mediante sistemas de expansión inversos. 


Mientras Tenochtitlán se erigió majestuosamente, con monumentales estructuras de piedra como el Templo Mayor y el Palacio de Moctezuma, sobre un islote en medio de un lago que fue expandiéndose mediante un sistema de crecimiento que le ganó suelo firme al agua mediante chinampas.


La cultura Zenú prosperó sobre una llanura aluvial, mediante un sistema de crecimiento que le concedió lugar al agua mediante surcos permitiéndole adentrarse entre el suelo, y demostrando una adaptación única y armoniosa a su entorno geográfico; con modelaciones geográficas que han resistido el paso del tiempo, mostrando la efectividad de sus soluciones basadas en el agua; en la consideración de este recurso vital, no como un obstáculo, sino como un recurso valioso que puede ser integrado y aprovechado de manera sostenible para beneficio de la comunidad, sin ir contra la fuerza de la naturaleza, encauzando y concediendo espacio al agua en lugar de intentar bloquearla o retenerla.


 

En la Actualidad: Huellas del Pasado


Hoy los territorios que albergaron a Mexicas y Zenúes son una ventana al pasado prehispánico de las regiones. A pesar de haber experimentado cambios significativos por el impacto del colonialismo mediante estructuras socioeconómicas basadas en la explotación de sus territorios. La historia prehispánica de América registra su complejidad al dejar una huella perdurable de sus intervenciones en la geografía y en las comunidades que sucedieron a estas civilizaciones.


Un Compromiso Perpetuo con la Vida Acuática

 

Las comunidades prehispánicas nos legaron más que estructuras arquitectónicas y paisajísticas asombrosas; nos dejaron un compromiso perdurable con la vida acuática. Desde Tenochtitlán hasta los Zenúes en Colombia, estas civilizaciones nos enseñan que la armonía entre las ciudades y el agua es esencial para la sostenibilidad. En un mundo actual enfrentado a desafíos hídricos, el pasado prehispánico emerge como un faro que ilumina un camino hacia la coexistencia equilibrada entre las urbes y el medio natural.



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