Autor: Octavio Fujarte
Constantemente cuestiono como niño, hago arquitectura y construcción, en ocasiones exploro atmósferas
Hoy en día pareciera que vivimos en este libro llamado “sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Philip K. Dick, obviamente no vivimos con androides…bueno no aún. Pero la vida actualmente, se encuentra atrapada en un mar de marcas, empresas y etiquetas, (hola uso tal marca y me visto con tal, consumo aquello y veo esto. Etc.), y nos hemos dejado convencer de que estos aspectos definen nuestra valía como personas. la vida se ha transformado en un laberinto donde a los seres humanos se les ha reducido como piezas de un lego y forzándonos a encajar en roles predefinidos.
Philip con su obra nos regala la metáfora de la artificialidad y la falsedad en contraste con lo natural y auténtico. Representa la búsqueda de lo genuino y la autenticidad en un mundo dominado por la tecnología. A través de ellos, se exploran las relaciones humanas, la empatía y el sentido de pertenencia en una sociedad cada vez más deshumanizada. Y desafortunadamente algo similar pasa con la arquitectura.
La arquitectura, al igual que la obra de Philip, se convierte en un poderoso medio para buscar la autenticidad y contrarrestar la artificialidad en un mundo dominado por la tecnología. La arquitectura no debería limitarse a crear proyectos meramente "instagrameables", sino que debería aspirar a ser un vehículo que invite a la experiencia humana, un espacio donde las acciones y las interacciones encuentren su lugar.
“Probablemente había desempeñado un trabajo manual, un peón con aspiraciones a algo mejor. ¿Sueñan los androides?, se preguntó Rick. Evidentemente. Esa es la razón de que a veces asesinen a sus empleados y huyen aquí. Una vida mejor, sin ser sometidos a la servidumbre.”
Al considerar la pregunta del protagonista Rick sobre si ¿los androides sueñan?, se puede apreciar que incluso ellos anhelan una vida mejor, escapando de la servidumbre y la opresión a las que están sometidos. Del mismo modo, la arquitectura tiene la responsabilidad de ir más allá de la simple transacción y ofrecer espacios que brinden una experiencia satisfactoria y enriquecedora para los habitantes. Incluso puedo decir que sea ese vehículo que busque el sentido de la vida.
Por otra parte, la arquitectura comercial se centra exclusivamente en impulsar la compra y el consumo, dejando de lado otros aspectos importantes (Orientación, Estrategias pasivas para la eficiencia de energía, etc.). Enfocándose a atraer clientes, como si de un mc´donalds se tratara, sin cuestionarse si lo que se está proyectando tiene un mínimo de ¿sentido sensorial?, si es posible ver escenarios para diversas interacciones humanas. Esto implica considerar no solo la estética visual, sino también la experiencia y atmosferas que generan interacciones humanas significativas. Al diseñar espacios que promuevan la interacción social, se crea un ambiente acogedor, se abre la posibilidad de establecer conexiones emocionales con los habitantes y generar una experiencia que va más allá de la simple transacción comercial.
“El problema ha existido siempre. Desde que por primera vez encontramos androides que se hacían pasar por humanos”.
Esta frase nos hace reflexionar sobre la importancia de la autenticidad en la arquitectura. Al igual que los androides que pretenden ser humanos, algunos espacios pueden carecer de autenticidad y sentido humano. Debemos cuestionarnos sobre, cual es el camino que está tomando la arquitectura, es decir si hacemos la obra para quedar bien ante las redes, y vender sin importarnos o analizar si nuestras decisiones establecen conexiones emocionales y crean atmosferas que nos haga sentir esa esencia humana.