Autor: Pablo Vazquez.
Amante de descubrir nuevos lugares y adicto al trabajo, en resumen, un arquitecto

UBICACIÓN: Quito, Ecuador.
ARQUITECTO: Thomas Reed
AÑO: 1869-1875
Desde su inauguración, el Penal García Moreno no fue solo una prisión, sino un lugar donde la realidad y el terror convivieron. Seguro te estarás preguntando ¿Qué ocurría detrás de sus gruesos muros? ¿Quiénes eran los prisioneros cuyas almas parecían no haber encontrado paz? Pues te contestaré que a pesar de que el penal cerró sus puertas hace años, las historias macabras que nacieron dentro de él continúan recorriendo las calles de la ciudad. Pero vamos por el principio de todo…
El Encargo por la Carta Negra

¿Cuál es esa carta negra? Te estarás preguntando, pues te diré que, en 1869, Gabriel García Moreno tomó el poder de Ecuador y durante su mandato se redactó este documento llamado así por la gran represión y carácter conservador que tenían sus artículos. Dentro de estos, estaba la construcción de este edificio.
Fue así como en el mismo 1869, Gabriel contactó al arquitecto danés e inglés Thomas Reed, quien diseñaría una cárcel inspirada en el estilo panóptico de Jeremy Bentham, tal como ya se hacía en Europa. Y así, con un presupuesto de $222,149 sucres ecuatorianos de la época el proyecto se puso en marcha teniendo como apertura solo 6 años después en 1875.
Con 290 celdas, la Penitenciaría Nacional comenzó a funcionar tratando de imitar al sistema carcelario francés, integrando la instrucción escolar, moral y religiosa en la rehabilitación; pero careciendo de la reforma de los presos mediante el trabajo, en un país cuya economía se encontraba basada en la agricultura. Se aplicó un aislamiento celular de los presos parte del sistema panóptico con el cual se había creado. Pero ya que menciona el número de celdas que tenía…
Hablemos un poco de su arquitectura

Adentrándonos maps en su distribución, como aún sigue siendo costumbre en las prisiones esta no es la excepción, ya que la cárcel estaba dividida en 5 pabellones que fueron utilizados para diferentes tipos de criminales, nombrados de la A a la E, vamos de uno por uno:
El pabellón A, considerado de máxima seguridad o de los privilegiados, donde fueron depositados políticos, cabecillas del narcotráfico y banqueros. Además de las 28 celdas, también existe biblioteca, gimnasio, entre otros beneficios.
El pabellón B era considerado el más peligroso, albergue de violadores, asesinos, internos violentos y culpables de otros delitos graves. Sus 114 celdas estaban sobrepobladas con un promedio de 15 prisioneros.
El pabellón C, el menos violento y mejor organizado, tenía como huéspedes a extranjeros, "mulas" del narcotráfico y culpables de delitos menores. Con 57 celdas y en cada una vivían 3 personas.
El pabellón D, conocido como "heterogéneo", se encontraba en este sitio reos de estudios superiores o con primaria incompleta. Tiene 66 celdas que usaron 4 personas.
El pabellón E, denominado ‘aislado’, destinado a los internos adictos a las drogas y problemas económicos. Tiene 34 celdas.
Si vemos la planta arquitectónica, esta fue creada en forma de panóptico (en abanico), con un estilo neoclásico utilitarista, e inspirada en la parisina Prisión de la Santé, con la entonces moderna planta edificable del sistema carcelario europeo, creada en 1791 por el filósofo inglés Jeremy Bentham.
El arquitecto Thomas Reed planeó una arquitectura característica pero sencilla, evitando los adornos innecesarios; y una estructura debía ser sólida y robusta, excluyéndose el uso de adobe, que era una técnica constructiva local. Se incluyeron celdas y pasillos que debían tener las dimensiones exigidas en Europa, con puertas de hierro, jardines, piscina y aprovisionamiento de agua constante para los reos, así como existir pocas celdas de castigo para evitar el abuso de uso.

Y así durante 139 años fue sede de Los prisioneros más peligrosos de Ecuador, los cuales encontraron su destino en estas celdas. Entre ellos, no solo criminales comunes, sino también figuras políticas y revolucionarios.
Más de uno de esos prisioneros, en su desesperación, intentó escapar a través de túneles oscuros, pero se perdió en el laberinto subterráneo del penal, para nunca ser visto de nuevo. El eco de sus gritos aún se escucha en noches de tormenta, dicen algunos de los pocos que se atreven a acercarse.
El penal cerró sus puertas en 2014, pero ni el paso del tiempo ni el abandono lograron borrar las cicatrices que dejó en Quito. Hoy, el edificio sigue en pie, un testimonio mudo de un pasado aterrador. Las calles que lo rodean aún guardan silencio cuando cae la noche, como si respetaran los secretos que todavía guarda. y ya que estamos más familiarizados con lo sobrenatural que se suelen decir sobre este lugar, te contaré…
Los 5 Relatos de Horror Más Populares que se dicen sobre el Penal:
El Pabellón "E" y los Ritos Oscuros: El bloque "E" del penal era conocido por albergar a los reclusos más trastornados, así como a los más pobres. Se decía que en las celdas clausuradas de este pabellón se practicaban ritos satánicos y conjuros vudú, lo que creaba una atmósfera extremadamente siniestra. A pesar de estar cerradas, acercarse a estas celdas aún produce escalofríos y hay quienes afirman haber sentido que algo o alguien los observaba desde las rendijas.
El Alma del Expresidente Eloy Alfaro: En el pabellón D, la celda #13, que pertenecía al expresidente ecuatoriano Eloy Alfaro, siempre permaneció vacía en señal de respeto. Se cuenta que su espíritu sigue rondando el penal, y hasta el cierre en 2014, los guardias penitenciarios incluían su nombre en la lista de asistencia de los presos, a lo que todos los reclusos respondían "presente", entre burla y respeto.
El "Niño del Terror": Juan Fernando Hermosa, apodado "El Niño del Terror", fue uno de los reclusos más infames del penal. Aunque estaba condenado por actos criminales, su juventud y atractivo físico lo convirtieron en un objeto de fascinación para las mujeres, quienes pagaban por visitarlo en su celda. Su vida dentro del penal estuvo rodeada de un aura de peligrosidad y misterio.
El Misterio de la Piscina: Originalmente construida para el ejercicio de los presos, la piscina del penal terminó siendo un lugar de castigos brutales. Durante la noche, a menudo los guardias arrojaban a los presos problemáticos al agua, y al amanecer, se encontraban cadáveres flotando, resultado de ajustes de cuentas entre los reclusos.
Fotografías con Presencias Extrañas: Tras el cierre del penal y su conversión en museo, muchos visitantes afirman haber capturado figuras extrañas en fotografías tomadas en los pasillos oscuros y vacíos del edificio. Las leyendas sugieren que las almas de aquellos que murieron de manera violenta o bajo tortura aún vagan por el lugar, especialmente durante la noche.

Hoy, los pasillos vacíos del Penal García Moreno son un recordatorio del lado más oscuro de la historia de Quito. Los ecos del pasado aún resuenan, pero la pregunta sigue en el aire: