Autor: Valentina Martín Millán
Arquitecta graduada de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Apasionada por la arquitectura, el interiorismo, la ilustración y la naturaleza. Buscando construir un mundo más sensible para todos.
Hace más de 50 años sucedió un milagro en el corazón de la cordillera de los Andes...
El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera. De 45 personas que abordaron el avión, solo 29 sobrevivieron. Y después de estar 72 días a merced de la fría y solitaria naturaleza de la montaña, solo 16 personas regresaron a casa.
Esta es la historia que le apuesta Netflix con su nuevo estreno titulado La sociedad de la nieve, la cual fue dirigida y escrita por el aclamado director J. A. Bayona, y está basada en el libro homónimo de Pablo Vierci. Aun si es una segunda adaptación de este increíble hecho histórico, no nos deja de sorprender lo que vivieron y lo que tuvieron que enfrentar este grupo de uruguayos.
Para este momento, estoy segura de que la mayoría ya conoce la historia completa gracias a esta maravillosa y cruda adaptación. Sin embargo, te la voy a contar…
El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, el cual transportaba el equipo de rugby Old Christians Club a Chile, se estrelló en la cordillera de los Andes. De 45 personas que abordaron el avión, 29 personas sobrevivieron al impacto con la montaña, quedando sumergidos en la fría e inhóspita nieve, y a merced de sus pensamientos y ganas de vivir. Al final, solo 16 personas pudieron volver a casa. Estas personas no solo vieron morir a sus familiares y amigos, sino que también tuvieron que hacer hasta lo imposible para poder mantenerse con vida: comer la carne de los que habían fallecido.
Los sobrevivientes fueron:
Fernando Parrado, Roberto Canessa, Roy Harley, Jose Luis Inciarte, los primos Adolfo, Eduardo y Daniel Strauch, Gustavo Zerbino, Carlos Paéz, Antonio Vizintín, Javier Menthol, José Algorta, Alvaro Mangino, Roberto François, Alfredo Delgado y Ramón Sabella.
Sé qué estarás pensando, ¿si FOCUS es una revista de arquitectura, que tiene que ver esta película con el diseño y la construcción? Así que te voy a explicar. Después de ver esta película, concluimos que la arquitectura es cualquier espacio que una persona habita. Y si este grupo de personas habitaron una parte de un avión estrellado, por 72 días, para poder mantener con vida,
¿sería conveniente analizar este tipo de arquitectura? Claro que sí.
Más allá de contar la historia de este grupo de uruguayos, en este artículo, nos enfocaremos analizar y entender cómo pudieron sobrevivir en este frío e inhóspito lugar, estando dentro de un avión estrellado.
Empecemos por analizar el espacio en general. El lugar que habitaron era la parte del fuselaje del avión, es decir, el cuerpo del avión donde van los pasajeros y las mercancías. Ya que un avión es sometido a bajas temperaturas durante un vuelo, esta zona necesita tener paredes aislantes para que sus pasajeros no se congelen. Es por esto que sabemos que la materialidad de su interior estaba pensada en soportar el frío. Aunque el avión estuviera abierto, provocando una constante entrada de aire, este es un elemento que no se puede pasar desapercibido.
Aparte de esto, el fuselaje contenía asientos metálicos, ventanas de doble vidrio, cintas de tela y las maletas de cuero de sus pasajeros. Por un lado, unos asientos metálicos no habrían servido de mucho adentro, ya que como sabemos, el metal en espacios con bajas temperaturas transmite el frío. Como vemos en la película, lo primero que hicieron fue sacar los asientos para darle espacio a los heridos. Aun si fue con este propósito, el hecho de haberlos sacado fue una buena idea para poder conservar el calor interno del espacio.
Por otro lado, como les había mencionado, el fuselaje tenía una constante entrada de aire debido a que estaba abierto. Es por esto, que los pasajeros decidieron armar una pared con maletas de cuero que ayudará a tapar en alguna medida, la entrada, siendo una muy buena idea para conservar el calor. El cuero es un material noble que muchas personas optan por usar en temporadas de invierno, ya que sirve para conservar el calor sin la necesidad de verse como una cebolla con muchas capas. Es por esto, que, al hacer una pared de este material, pudieron generar un espacio interno que conservará aún más la calidez en medio de las frías noches.
Por último, tenemos las cintas de tela, las cuales eran los cinturones de los pasajeros. Estas fueron fundamentales para el reposo de los heridos, ya que con ellas formaron unas especies de camas para sostener las partes del cuerpo de los que se encontraban heridos y no se podían mover. No fue un elemento que proporciona calor al interior del fuselaje, sin embargo, fue un elemento que ayudó a la comodidad de los sobrevivientes.
Sabemos que la nieve, el invierno y las bajas temperaturas, son elementos que no permiten que las personas puedan habitar un espacio cómodamente. Sin el sol, el planeta tierra no tendría vida, necesitamos el calor para poder existir. Sin embargo, en esta película podemos ver el sarcasmo de este planteamiento.
Fernando Parrado logró despertar de un coma de cuatro días y medio, en el cual había quedado tras estrellarse el avión. Es más, no solo despertó, sino que también fue una de las personas que caminó por 10 días en los Andes, para poder encontrar ayuda y rescatar a sus compañeros. Hubo dos factores que le salvaron la vida a Nando Parrado: La deshidratación y la hipotermia.
Al caer el avión, sufrió una fractura craneal que provocó que el cerebro se inflamara. Al quedar el coma, sus compañeros lo dieron por muerto, por lo cual lo colocaron en la entrada del fuselaje del avión, quedando completamente expuesto al frío. Por otro lado, Nando no comió ni bebió, permitiendo que el edema no creciera. La fractura, como tal, hizo que la lesión se descomprimió sola y las bajas temperaturas ayudaron a que las partes del cerebro afectadas por el golpe sobrevivieron.
En pocas palabras...
Fernando Parrado sobrevivió gracias al frío. Sin embargo, fue también esto lo que lo impulsó a querer salir de la cordillera, junto con Roberto Canessa, y volver a casa.
Por último, en cuanto a la vida después de los sobrevivientes, vale destacar a Eduardo Strauch. Después del accidente, estudió Arquitectura y se convirtió en un famoso arquitecto de Montevideo. Además, escribió un libro titulado “Desde el silencio” y es artista. Puedes encontrar sus obras en su pagina web: eduardostrauch.art
Como vemos, los elementos y materiales que formaron parte de esta arquitectura efímera para la sobrevivencia no fueron muchos. Sin duda, ellos intentaron hacer lo mejor que pudieron con lo que tenían, logrando el milagro de los Andes.
Para finalizar, si no te has visto esta película, te invito a que lo hagas. Si eres arquitecto, al igual que yo, te hará cuestionar mucho acerca de lo que es necesario para poder habitar un espacio. Y si no lo eres, igualmente es una historia que te hará valorar la vida y te moverá internamente.