Autor: Valentina Martín Millán
Arquitecta graduada de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Apasionada por la arquitectura, el interiorismo, la ilustración y la naturaleza. Buscando construir un mundo más sensible para todos.
NOMBRE OBRA: Casa Estudio.
ARQUITECTOS: Luis Barragán Morfi.
FOTOGRAFÍA: Archdaily y Archivo Luis Barragán.
UBICACIÓN: Ciudad de México, México.
AÑO: 1948
M2: 360 m2
Es costumbre para los arquitectos pensar en Luis Barragán cuando nos referimos a la Arquitectura Mexicana. Este gran arquitecto se dedicó a realizar obras con elementos que combinaban la modernidad con lo tradicional de México, creando espacios inigualables, repletos de sensaciones para el espectador.
Entre todas sus obras, hay una que destaca por completo. Esta obra no solo fué galardonada como patrimonio cultural de la UNESCO, en el año 2004, sino que también fue donde Luis Barragán vivió sus últimos 40 años. Se conoce como la Casa Estudio, la cual, es una expresión en la evolución del movimiento moderno. Esta casa logra unir, en una síntesis innovadora, elementos arraigados en la tradición y la cultura local, además de incorporar diversas influencias filosóficas y artísticas de todos los tiempos.
La Casa Estudio de Luis Barragan se encuentra ubicada en Tacubaya, un barrio antiguo y popular de la Ciudad de México, donde podemos encontrar diversas casas tradicionales. Este barrio se compone de talleres, distribuidoras de materiales de construcción y pequeñas tiendas. Es un barrio muy tranquilo, en el cual, esta casa pasa desapercibida. Su fachada frontal no dice mucho de su interior, es por esto que para la gente que la visita, puede resultar extraño y sorprendente que detrás de este muro gris se encuentre esta obra de arte.
Se encuentra compuesta por dos lotes, en el primero podemos encontrar toda la vivienda de Luis Barragán, mientras que en la segunda encontramos su estudio de trabajo. Cada una tiene su propia entrada desde la calle. Sin embargo, por dentro se encuentran conectadas.
Al entrar a la vivienda, los sentidos se inundan de las sensaciones que el espacio evoca. Aquí podemos encontrar una pequeña portería de acceso, la cual funciona como un filtro sensorial. Es un espacio en el cual abunda el color amarillo, representando lo tradicional del México. Este espacio busca ser un antecedente a lo que sucede en la casa, siendo a su vez como un lugar de espera. Aquí los sentidos de los espectadores son puestos en un estado de deseo por saber qué sigue después. Todo esto gracias a la paleta de materiales empleada, que aun si son pocos, el uso de cada material es abundante.
Después de pasar este espacio, llegamos al vestíbulo de la casa. Aquí encontramos un espacio donde abunda la luz natural, gracias a que el arquitecto ubico un sistema de reflexión de luz hecho a partir de una superficie dorada que representa la imagen abstracta de Dios (según Mathias Goeritz, el pintor y escultor mexicano).
Este retablo de madera se encuentra ubicado acorde con la posición del sol, permitiendo que este espacio de la casa sea completamente iluminado por la luz natural. Aquí podemos ver que, aun si persiste el color amarillo, este se contrasta con el color rosa y blanco de las paredes contiguas, generando una experiencia cromática. Además, aquí podemos encontrar unas escaleras que llevan al segundo nivel y unos accesos que llevan a la zona de estancia y al comedor.
La zona de estancia inicia con un pequeño muro plegable, el cual, después de pasar por él, te encuentras con un inmenso ventanal que da hacia el jardín de la casa. A través de esta fachada, puedes sentir como la naturaleza te acompaña en la vivencia de la casa a su interior, haciendo creer al espectador, que se encuentra viendo un inmenso cuadro en movimiento. Frente a esto, también podemos encontrar los elementos que componen este espacio, los cuales son sillas, butacas, y muebles de madera sólidos. Como vemos, los materiales que lo componen son básicamente la madera maciza, fibras vegetales y lanas.
Si continuamos a la izquierda, podemos encontrar la zona del comedor, la cual también cuenta con un ventanal que da al patio. Sin embargo, el ventanal se encuentra elevado, creando una perspectiva distinta del espacio exterior, pero a su vez enmarcando la naturaleza y su movimiento. Este es catalogado como el espacio más privado de la casa, aquí el espectador se resguarda entre los muros y la perspectiva pequeña y alta del paisaje circundante.
Pasando a la biblioteca, la cual es un lugar contenido dentro de la zona de estancia, es un espacio que a su vez se encuentra dividido por pequeños planos a mediana altura. Este espacio tiene un ventanal, sin embargo, debido a su altura, el espacio queda completamente excluido de lo que sucede en la calle y solo permite la entrada de luz. Este es un espacio que busca generar una completa calma para poder permitir que quien lo habita pueda realizar la tarea a la cual se adjunta esta zona. En el escritorio que se encuentra en este espacio, Luis Barragán ubicó su premio Pritzker, compuesto por la medalla dorada y la estatuilla que antes recibían los ganadores.
Por otro lado, tenemos el taller, el cual se destaca por tener un techo amarillo inclinado y una gran ventana hacia el oriente. Esta ventana permite el paso de luz al interior, creando un juego en la colorimetría del espacio, ya que refleja el amarillo del techo, en las paredes blancas del espacio. Aquí podemos ver que también esta ventana se encuentra ubicada de tal modo que la persona que habita el espacio, no tiene relación directa con la calle, sino únicamente con el paisaje de las azoteas de sus vecinos, el cielo y la luz.
Saliendo del taller, podemos encontrar el patio, donde primeramente está ubicado el patio de las ollas. Esta zona en realidad es una modificación del proyecto original, la cual buscaba separar el patio del taller, con el jardín. Aquí podemos destacar dos objetos emblemáticos de la arquitectura del paisaje de Luis Barragán, la vegetación viva, enmarcada por las enredaderas que bajan por los muros blancos, y el agua obscura, la cual se encuentra contenida, pero en movimiento. En cuanto al jardín que prosigue a este espacio, podemos ver que contrasta con el ventanal que da hacia la zona de estancia, dando un valor monumental a este espacio.
Por último, tenemos la terraza, la cual se encuentra compuesta por muros elevados sobre el nivel de la azotea, los cuales conforman algunos espacios de servicio de la casa. Además de esto, podemos ver que el arquitecto diseñó una composición espacial completamente abstracta, aquí podemos apreciar como su casa fue un laboratorio de ideas. En esta zona, se desarrolla la construcción espacial de todos las estancias anteriormente mencionadas. Ya en cuanto a los muros perimetrales blancos, estos fueron a su vez elevados para generar un espacio de introspección, enmarcando el cielo con la naturaleza adjunta.
Es claro, que la influencia que tuvo Luis Barragán en la arquitectura mundial, se mantiene en continuo crecimiento. Su casa, la cual ha sido conservada con total fidelidad en su estado original, es uno de los destinos más populares para los amantes del arte y la arquitectura de todo el mundo que visitan la ciudad de México.
Este pequeño museo, que abarca tanto la vivienda como el lugar de trabajo de Luis Barragán, es un lugar que todos los arquitectos deberíamos poder conocer y experimentar en persona. Es un espacio tan personal que nos termina por envolver en sí mismo, creando un viaje introspectivo para cada visitante.