Autor: Gerardo Adrián Flores Rojas.
Arquitecto creador de hogares en FLORES ROJAS ® en donde el habitante es el centro de todo.
¡Ya estamos de vuelta en esta nueva edición en la que abordaré nuevamente el tema de la arquitectura doméstica, pero esta vez con una mirada crítica desde el proceso de planeación!
En los últimos días, he estado reflexionando mucho sobre las formas en que las familias enfrentan las necesidades de espacio dentro de sus hogares. No me refiero a esas casas que vemos en revistas de arquitectura, donde tenemos amplios terrenos, margen presupuestario y libertad creativa para abordar el proyecto.
Hablo de esas casas reales, las que encontramos cotidianamente en nuestras ciudades, ubicadas en calles definidas por la planificación urbana y que, debido a su naturaleza de producto destinado a satisfacer una necesidad básica como la vivienda, se vuelven cada vez más costosas, complicadas y, finalmente, se convierten en un problema en sí mismas. Estas viviendas, producidas en masa e idénticas entre sí, no se adaptan a las necesidades particulares de sus habitantes.
En este artículo, les hablaré sobre 7 Errores al remodelar tu Casa, utilizando una crítica constructiva y un toque de humor negro para describir cómo diferentes perfiles de usuarios llegan a nuestro estudio con estos mismos problemas: crecer, reformar, convertir, adaptar o una combinación de todas estas opciones. Sin embargo, por diversas razones que explicaremos, la forma en que se planean llevar a cabo no garantiza que el proyecto sea exitoso y que llegue a buen término.
Quiero dejar claro que escribo desde nuestras creencias, valores y experiencias, y que es muy respetable aquellos que tienen estrategias de venta y ofrecen servicios o soluciones muy distintas, siempre y cuando lo hagan con un sentido ético y no solo desde el beneficio económico.
Iniciemos con el tipo más común de cliente potencial:
1. Las personas que ya comenzaron y se dieron cuenta de que reformar no era tan sencillo:
Esta es la situación más común en nuestros países. Se empieza por el final: comprando los materiales y contratando a los obreros para que realicen en el menor tiempo posible lo que el dibujito en la hoja cuadriculada muestra, con la "cosina" casi siempre en el medio, entre la habitación trasera sin ventana y la sala con amplios ventanales hacia la cochera. Conocemos bien el resultado: estas casas son construcciones que ocupan mucho del terreno y donde una serie de habitaciones y un pasillo largo que las conecta es lo más común.
2. Los que quieren el dibujito o la firma para empezar a construir su idea:
También conocidos como "¿cuánto cuesta el plano?" o "¿a cuánto tienen el metro cuadrado de construcción?" Por lo general, estas personas toman su decisión basados en el costo o la rapidez para tener los planos y están más acostumbrados a ver su casa como lo que representa y no tanto como se vive realmente.
Con este perfil, debemos tener mucha empatía, ya que gran parte del problema radica en la falta de cultura y desinformación. Por lo tanto, debemos comunicarnos de manera efectiva, poniéndonos en su posición.
3. Los que tienen mentalidad de tiburón/desarrollador inmobiliario:
La mayoría de las personas realizan mejoras en sus casas con la intención de vivir mejor, pero hay quienes también piensan en obtener beneficios económicos, ya sea mediante la renta o la venta a un precio mayor al que adquirieron. En teoría, esto suena bien (invertir en bienes raíces es muy rentable), pero cuando no se tiene claro a qué mercado va dirigido, se establece un presupuesto y se analiza desde la perspectiva financiera y de recursos, es fácil que este tipo de proyectos acaben satisfaciendo más al cliente que al consumidor final. En el ámbito inmobiliario, a esto se le conoce como "elefante blanco".
4. Los que solo quieren una idea de cómo pudiera quedar la fachada:
Lo más probable es que te pidan un render, ¿pero de qué sería exactamente? Pues de algo que vieron en una revista o en Pinterest, aunque las medidas y el presupuesto no sean adecuados para ello. En mi experiencia, esto solo sirve para mejorar la apariencia del frente de su casa mediante acabados, colores y adornos, y acaban recurriendo a un albañil con buenas dotes artísticas.
5. Los que aún no se han dado cuenta de que el problema no es la casa, sino ellos:
Estas son personas acumuladoras y desordenadas, cuyas casas reflejan el estilo de vida caótico que llevan. Es triste decirlo, pero aún hay muchas personas que creen que los arquitectos solo aportamos valor estético y que podemos tapar otros problemas mediante acabados, muebles, accesorios o decoraciones. Obviamente, en estos casos, las necesidades de diseño y espacio son solo una parte del problema. Lo que realmente necesitan es una visita de Marie Kondo.
6. Aquellos trabajos que nos llevarían a realizar acciones faltando a la ética, ilegales y/o peligrosas:
No son pocas las personas que se acercan a nosotros con la finalidad de construir una idea que tienen en mente, pero para llevarla a cabo deberíamos incurrir en una serie de acciones que afectan a terceros, al medio ambiente o incluso a ellos mismos. Casos como hacer departamentos en un lote unifamiliar, construir 4 niveles sobre una propiedad inhabitable, insegura y muy deteriorada, donde ni el uso de suelo ni el equipamiento urbano permitirían llevar a cabo el negocio que tenían en mente. Incluso hay casos en los que hubo una persona que buscaba talar cerca de 12 árboles adultos en peligro de extinción para hacer su casa.
7. Aquellos en los que el proyecto califica como poco o no viable:
Un ejemplo de esto es cuando se evalúa la posibilidad de hacer una casa autoconstruida con una deficiente mano de obra y en la que hay tantos problemas por resolver que la inversión requerida supera los beneficios obtenidos. En estos casos, sería mejor demoler todo y comenzar de cero.
En conclusión, la planeación adecuada y la consideración de las necesidades específicas de los habitantes son fundamentales para el éxito de cualquier proyecto arquitectónico. Es crucial abordar los desafíos con empatía, evitar soluciones rápidas y superficiales, y priorizar la ética, la legalidad y la seguridad.
La arquitectura debe trascender lo estético y convertirse en una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas y el entorno. Al centrarnos en la planificación responsable, podemos transformar las viviendas cotidianas en hogares funcionales y adaptados a las necesidades de sus habitantes.
Recordemos que la construcción de un entorno habitable y consciente es una responsabilidad compartida. Sigamos construyendo un futuro mejor a través de la arquitectura, considerando siempre la importancia de una planificación adecuada y ética.